Los préstamos secretos de China y Venezuela: ¿una nueva relación estratégica?

José Ignacio Hernández G. / 14-09-2023

Fuente: Reuters

El 13 de septiembre de 2023, el presidente Xi Jinping anunció que China y Venezuela elevarían sus lazos a una “asociación estratégica a toda prueba” (“all-weather strategic partnership.”). Este movimiento, evocando la estrategia de China con Pakistán, trasciende la mera cooperación económica para convertirse en una alianza completa que abarca la coordinación militar. Como resultado, este anuncio marcó una mejora significativa en la relación entre China y Venezuela.

Para comprender las implicaciones de esta nueva alianza, es esencial considerar dos factores clave: la historia problemática de las relaciones sino-venezolanas y la importancia geopolítica de Venezuela, en particular por sus abundantes recursos naturales.

Relaciones sino-venezolanas: Cuando las cosas empeoran

Según la Base de Datos de Finanzas China-América Latina, elaborada por The Dialogue y el Centro de Política de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, Venezuela ha sido el país latinoamericano preferido para recibir préstamos de desarrollo, representando casi la mitad de los fondos totales desembolsados hasta 2022. Venezuela ha recibido préstamos por un total de $60 mil millones, con la mayor parte, aproximadamente $50.3 mil millones, asignados a través de dos mecanismos: Fondos Conjuntos y la Facilidad a Largo Plazo.

Estos préstamos se estructuraron en torno a un modelo de gobernanza colaborativa, en el que China y Venezuela (a través del Banco de Desarrollo de China y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Venezuela) eran responsables de financiar proyectos elegibles para promover el desarrollo. Aunque estos préstamos carecían de garantías reales, China protegió el pago de la deuda mediante un contrato de compra y venta de petróleo, obligando a PDVSA a suministrar petróleo a la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC). El acuerdo inicial de préstamo se firmó en 2008, durante el apogeo de la popularidad y el liderazgo regional de Chávez, cuando PDVSA estaba produciendo 3.118,5 miles de barriles por día.

Sin embargo, la situación degeneró. Chávez desmanteló el Estado de derecho, socavó la autonomía de PDVSA y fomentó la acumulación insostenible de deuda. La entrada de petrodólares y el desembolso de la deuda estuvieron marcados por una corrupción rampante. Para 2014, quedó claro que la extravagante fiesta de la era chavista había terminado. En 2015, China renovó a regañadientes uno de los créditos del Fondo Conjunto por última vez, dando inicio a un complicado proceso de reestructuración al año siguiente. Venezuela no solo manejó mal los desembolsos de los préstamos, dejando muchos proyectos inconclusos, sino que también acumuló una deuda pendiente estimada en $19 mil millones para 2018.

Para China, Venezuela es más una lección que un ejemplo brillante de los méritos de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta. En lugar de fomentar el desarrollo, los préstamos de China facilitaron la cleptocracia. A pesar de su considerable autoridad de supervisión, China no pudo evitar la mala gestión de los préstamos y el deterioro de la industria petrolera. Debido a la opacidad de China, no hay información pública sobre la administración de estos préstamos. Sin embargo, la información limitada disponible sugiere fuertemente una mala gestión.

Mientras China tenía dificultades para cobrar la deuda, Maduro llegó a un acuerdo con el Gobierno de EE. UU., otorgando a Chevron derechos especiales sobre el petróleo para saldar su deuda con PDVSA. Esto indicó un cambio en las preferencias de Venezuela hacia Occidente, con informes que sugieren que un relajamiento de las sanciones podría aumentar aún más la participación de EE. UU. en el sector petrolero de Venezuela, una noticia no bien recibida por China.

Intereses geopolíticos venezolanos

Mientras Chevron se involucraba en actividades petroleras en Venezuela, China, con el apoyo de Brasil, promovía la iniciativa BRICS para crear una alianza ampliada. Fue en este contexto que Maduro viajó a China para formalizar el nuevo acuerdo de “asociación estratégica”.

Una vez más, el secreto envuelve los detalles precisos de esta nueva asociación. Sin embargo, es razonable inferir que la era de los préstamos multimillonarios ha concluido. El interés estratégico de China radica en la recuperación de la deuda (con un saldo pendiente estimado de $10.000 millones de dólares) y en erigir barreras para la expansión de las empresas petroleras occidentales en Venezuela.

En lugar de inyectar fondos frescos para aliviar la crisis humanitaria, podemos anticipar acuerdos modestos que, siguiendo el modelo de Chevron, fortalecerán el papel de China en la industria petrolera, asegurando un suministro estable de petróleo en un momento en que el mundo occidental busca reducir los proyectos petroleros. Con el litio de Bolivia y el petróleo de Venezuela, China puede consolidar su posición estratégica en América Latina y obstaculizar aún más la influencia de EE. UU.

Nuevos acuerdos petroleros: la opacidad extractiva 

En el corto plazo, podemos esperar más acuerdos petroleros para promover  la  privatización de facto de la  industria petrolera de Venezuela. PDVSA es una corporación en bancarrota incapaz de financiar los gastos de capital de la industria. La única opción viable es promover la inversión privada. Desde 2018, esta política de privatización ha fomentado la informalidad y, una vez más, la corrupción. La nueva dirección de PDVSA ha optado por poner fin a este estado de cosas fomentando alianzas con entidades formales, incluyendo Chevron y, naturalmente, CNPC.

En consecuencia, podemos anticipar acuerdos petroleros que transfieren derechos de exploración, producción y comercialización a empresas privadas. Dado el carácter de facto deeste proceso, estos acuerdos no se adhieren a los principios fundamentales de transparencia y rendición de cuentas. La opacidad de este acuerdo petrolero no es solo una imposición china: incluso hoy, no hay información pública sobre los acuerdos petroleros entre Chevron y PDVSA. Además, no hay información pública sobre los ingresos petroleros que Maduro está recaudando y cómo se utilizan esos ingresos. Con los nuevos acuerdos petroleros de China, se podría anticipar mayor secretismo.  

Las industrias extractivas, debido a su importante impacto socioambiental y las implicaciones fiscales de los ingresos petroleros que pueden alentar comportamientos de búsqueda de rentas, deben cumplir con rigurosos estándares de transparencia . En consecuencia, se hace imperativo abogar por la transparencia en el contexto de estos nuevos acuerdos petroleros. Sin embargo, vale la pena señalar que, especialmente en el caso de China, lograr esta transparencia puede resultar un desafío extremadamente desalentador.